La crianza viene con muchos hitos desalentadores: dejar de amamantar, deshacerse de los chupetes, la transición de la cuna a la cama, pero nada se compara a la prolongada batalla del entrenamiento para ir al baño. Justo cuando la victoria parece al alcance, tu hijo pequeño podría dejar caer una "bomba" en el sofá, haciéndote entrar en espiral. Si bien cada familia tiene sus tácticas secretas, el éxito depende en última instancia de cuándo el niño está realmente listo. La clave está en la preparación, como demostró recientemente la ingeniosa publicación de Facebook de una madre.
Shona McLoughlin llevó la preparación a nuevas alturas al cubrir todo su piso con almohadillas de entrenamiento para cachorros antes de el entrenamiento para ir al baño. Sí, esas almohadillas absorbentes diseñadas para enseñar a los perros a hacer sus necesidades en un lugar específico resultaron igualmente efectivas para niños pequeños impredecibles. La brillantez de este enfoque radica en reconocer que los niños que están aprendiendo a ir al baño comparten sorprendentes similitudes con los cachorros: un momento están bien, al siguiente se están aliviando en tu alfombra nueva sin previo aviso.
Para la mayoría de las familias, el entrenamiento para ir al baño representa una prueba agotadora de paciencia y adaptabilidad. Este desarrollo el hito varía dramáticamente entre los niños: algunos lo dominan rápidamente, mientras que otros requieren meses de suave persistencia. Los padres deben equilibrar la comprensión de la preparación del desarrollo con la provisión de un estímulo constante y apoyo práctico. La solución viral de McLoughlin ofrece un enfoque creativo para gestionar este desafío transición.
La inesperada efectividad de las almohadillas de entrenamiento para perros para el entrenamiento para ir al baño se deriva de varias ventajas:
Si bien las almohadillas para cachorros ofrecen una solución, existen numerosas técnicas que pueden ayudar:
Incluso con una preparación perfecta, ocurren contratiempos. Maneje los percances de manera efectiva:
Los pediatras enfatizan que el entrenamiento para ir al baño no es un deporte competitivo: los niños progresan a su propio ritmo. La preparación promedio ocurre entre los 18 y los 30 meses, pero algunos pueden necesitar más tiempo. Los signos de preparación incluyen permanecer seco durante dos horas, mostrar interés en el inodoro y poder seguir instrucciones simples.
Si bien los accidentes frustran a los padres, son normales para el desarrollo. La Academia Estadounidense de Pediatría señala que El 20% de los niños de 5 años y el 10% de los niños de 6 años todavía experimentan accidentes diurnos ocasionales. La paciencia persistente y evitar el castigo por los accidentes produce mejores resultados a largo plazo.
Después del entrenamiento inicial, refuerce los buenos hábitos:
Esta fase desafiante finalmente fortalece el vínculo entre padres e hijos a través de la perseverancia compartida. Con el tiempo, consistencia y compasión, cada niño domina esta habilidad esencial para la vida.